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Economía | 26/05/2020
Por Juan Ignacio Gallego
Dólar: ¿Por qué es un tema de conversación siempre vigente de los argentinos?

El karma de todo argentino con la divisa es histórica y nada tiene que ver con un amor especial a la moneda norteamericana, sino con la inestabilidad que viene sufriendo la economía argentina, lo cual hace que las personas cuando tienen capacidad de ahorro -algo muy difícil en estos momentos- busquen preservarlo.

Analizándolo como inversión, el problema de ahorrar en dólares es que no genera rentabilidad. Cada billete que un argentino retiene en su casa o en una caja de seguridad, pierde aproximadamente un 2% anual que es la inflación de Estados Unidos. Lo cierto es que si bien no ganás, comparándolo con quedarte con pesos, por ejemplo, podés perder hasta un 53% anual que fue aproximadamente la inflación del año 2019. En resumen, si bien con el dólar no ganás, perdés mucho menos valor.

Para entender mejor la relación de la economía con el dólar, debemos entender las relaciones que tiene Argentina con el mundo.

Comercio Internacional

Todos los países tienen sus fortalezas y debilidades en la producción de bienes. Algunos países tienen petróleo, otros tierras fértiles, otros industrias avanzadas, etc. Lo cierto es que prácticamente ningún país se abastece solo, las economías más grandes tratan de producir mayores bienes, pero tomando los resguardos necesarios, ya sea por cuestión de imposibilidad o de costos.

Es claro que para que haya comercio internacional tiene que haber una forma de pago internacional. Luego de la Primera Guerra Mundial, el dólar fue tomando impulso y se consolidó como la moneda de pago entre países. Dicho esto, es importante saber cómo se consiguen y cómo se van los dólares.

Las formas de ingreso de dólares son varias y tiene que ver con el vínculo económico que tienen con el exterior. Algunas de las principales formas de ingreso son la exportación de bienes y/o servicios, el endeudamiento externo, la inversión extranjera directa y las remesas.

Por otra parte, las maneras en que se van los dólares son a través de la importación de bienes y/o servicios, el pago de intereses y comisiones de deuda externa, pago de regalías o dividendos y remesas al exterior.

En este sentido, debemos entender cómo funcionan cada uno de estos componentes para saber la cantidad de dólares que entrarán, cuántos saldrán, y de allí, deducir si podrán faltar o sobrar y, en consecuencia, prever el valor que tendrá la divisa. Cuando alguno de los factores que permiten el ingreso comienza a frenarse y la salida comienza a acelerarse, el valor del dólar tiende a subir y viceversa.

En el medio de todo esto se encuentra el Banco Central, quien actúa como intermediario, compra a quienes ingresan dólares y vende a quienes lo necesitan. Lo importante a entender es que el BCRA no puede emitir dólares, por ello ante la falta de divisas debe actuar estableciendo políticas de control de cambio como ocurre con el cepo cambiario.

Cepo cambiario

Cuando los dólares empiezan a escasear, así como con cualquier bien, quiere decir que hay más gente que lo quiere tener y hay menos gente ofreciéndolo. Cuando esto se da pueden pasar dos cosas. La primera es que suba el precio, al subir el precio se logra que quienes desean comprarlo ya no puedan o no quieran pagarlo, y aquellos que lo tienen, como pueden cobrarlo más caro, salgan a venderlo. Por lo tanto, se termina cerrando con la suba de precio esa diferencia entre oferta y demanda -la suba de precio no es conveniente en Argentina por las consecuencias que trae a la economía-.

Entonces, la otra alternativa es restringir las cantidades y no mover el precio -actualmente cada persona con cuenta bancaria puede comprar 200 USD por mes al tipo de cambio oficial-. El problema que trae la restricción de cantidades es que a corto plazo sirve para administrar problemas coyunturales como puede ser, por ejemplo, una sequía, lo cual produce una caída en la exportación de productos primarios y en consecuencia una disminución de dólares en la economía. Pero cuando la restricción a la compra se extiende en el tiempo, se convierte en un problema estructural y la gente que comienza a querer comprarlos -al haber restricciones en cantidad- debe recurrir a mercados alternativos para adquirirlos.

Al extenderse en el tiempo la restricción, comienzan a consolidarse los mercados paralelos y aparece el tipo de cambio “dólar blue”. El inconveniente es que comienzan a aparecer estos múltiples tipos de cambio generando distorsiones en los precios de la economía.

Tipos de cambio múltiples

La aparición de tipos de cambio múltiples aparecen cuando el tipo de cambio oficial está atrasado, es decir, “barato”, ya que si no estuviera barato no habría necesidad de imponer por parte del Banco Central restricciones a la compra.

Sin entrar en detalle, y siendo prácticos, el tipo de cambio múltiple funciona de la siguiente manera: Decime para qué usarás los dólares y se verá qué tipo de cambio aplica (tipo de cambio comercial, financiero, turista, etc.). La diferencia entre el tipo de cambio oficial y el que te toque, según lo que compres o vendás, son las ganancias que obtiene el BCRA, las cuales se las queda como Reservas.

Cuando hablábamos de que genera distorsiones en la economía, hablamos de que, por ejemplo, cualquier exportador se demoraría todo lo que fuera posible para exportar, esperando la unificación del tipo de cambio a uno más favorable; con ello, las expectativas de devaluación se generalizarían a los precios de la economía teniendo en cuenta el tipo de cambio más alto.

En resumen, un tipo de cambio múltiple genera ganancias de corto plazo al BCRA, pero termina empujando la inflación y poniendo más presión sobre el tipo de cambio futuro.

¿Cómo lograr la estabilidad cambiaria?

Para lograr la calma del dólar y que el tipo de cambio no sea volátil se necesita, primeramente, que la entrada de dólares sea mayor a la salida de los mismos, para ello, es esencial un proyecto y/o programa económico a largo plazo donde se combine: consumo, inversión y exportación con una dosis política de los poderes del Estado en donde se priorice el equilibrio en distintos aspectos macroeconómicos. Sin esto, es impensable salir de un cepo cambiario, ni lograr estabilidad cambiaria. 

Periodista/Fuente: Juan Ignacio Gallego (CPN y Auditor de Empresas en Price Waterhouse & Co.)
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