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Rural | 14/10/2020
El Correo en el campo
El maíz pone primera
Nueva campaña de los cultivos de verano, y con prácticamente todo el maíz sembrado en la región, sólo quedan algunos lotes rezagados, el relevamiento realizado indica que el inicio del cultivo es auspicioso.
A pesar de las bajas temperaturas registradas desde el momento de inicio de la siembra hasta la fecha, y de algún que otro chaparrón un poco más intenso, en general la implantación del cereal de verano es de buena a muy buena. Sólo en algunos lotes, y como consecuencia de los factores climáticos mencionados con anterioridad, se observan algunas fallas en la emergencia, con plántulas que no lograron romper la capa compactada en la línea de siembra, o que por las bajas temperaturas (heladas incluidas) no tuvieron el suficiente vigor para completar su proceso de emergencia.

No hay que olvidarse que cuando se siembra maíz no se utiliza solamente semilla. Junto con ella van kilos de fertilizantes en la línea y/o al costado, y luego se utilizan herbicidas preemergentes. Estos “acompañantes”, necesarios en cualquier planteo productivo actual, también contribuyen, en determinadas circunstancias climáticas como las ya mencionadas, a que cualquier merma de energía o vigor que presente la semilla, se manifieste de manera más notoria.


Un dato característico en la mayoría de los lotes, relacionado a todo lo anterior, es el color verde-amarillento que se observa a medida que el cultivo va emergiendo. A esta observación hay que agregarle algún síntoma de fitotoxicidad causado por los herbicidas utilizados, los cuales no son inconvenientes a la hora del rendimiento final del lote.

En esta etapa del cultivo hay que prestar especial atención a la actividad de las plagas de suelo. Se han reportado lotes con ataques de orugas cortadoras que obligan a un monitoreo de los mismos para decidir la realización de los controles respectivos. El dato muy importante a tener en cuenta es, no sólo la presencia de la plaga y su actividad, sino también el stand de plantas logrados para no caer en valores muy bajos que dificulten o comprometan el rendimiento final del lote.

¿Y el trigo?

Con respecto al trigo el panorama es muy variable y complejo. El clima fue un factor determinante para el cultivo de invierno y por eso se encuentran lotes con situaciones que van desde el optimismo pleno, a la desazón total. Todo muy relacionado además con lo que pueda llover de ahora en adelante.

La mayoría de los cuadros productivos entran en el estadío fenológico de espigazón traducido en el período crítico del cultivo. Recordemos una definición de período crítico: “el lapso que media desde veinte días prefloración y diez postfloración, en el cual se determina el número de granos por unidad de superficie.

Durante esta etapa son fundamentales, no sólo las temperaturas, sino también la disponibilidad hídrica y nutricional con la que cuenta el cultivo para transitarla. Cualquier deficiencia o incidencia climática negativa, afectará directamente en el rendimiento final del mismo.

A esta situación se le debe sumar la de aquellos lotes que sufrieron serias pérdidas en el stand de plantas por las heladas invernales y que no tienen otro destino, más que el de finalizar su ciclo anticipadamente para la siembra de un cultivo de verano en tiempo y forma, que permita recuperar, en alguna medida, la inversión realizada. Estas decisiones no son fáciles de tomar y siempre deben tener el apoyo técnico de un asesor ingeniero agrónomo.

A modo de comentario, el daño ocasionado por las heladas del mes de setiembre, no solo produjo daño en estructuras vegetativas; también afectó un porcentaje de las espigas que se encontraban desarrollando dentro del tallo del cultivo. Este daño de difícil estimación se va a comenzar a observar en los próximos días, cuando al momento de plena espigazón comiencen a aparecer espigas “blancas” en los cuadros productivos.

Mientras tanto la realidad indica que comienzan a observarse, ya con mayor incidencia, presencia de enfermedades foliares como roya amarilla, anaranjada, mancha amarilla entre otras. Y ante esta situación compleja, nada más importante que el asesoramiento agronómico para tomar una decisión acertada en cuanto a lo productivo y a lo económico.

Rama negra, ocucha, commelina y otras yerbas

Los lotes destinados a soja de primera presentan nuevos nacimientos y rebrotes de malezas invernales y de primavera-verano. Es así que dependiendo de los trabajos realizados durante el barbecho de invierno, se observan malezas como rama negra, ocucha, commelina, gramón, sorgo de Alepo, remanentes de rye grass resistentes a glifosato, entre otras, que obligan a tomar decisiones para realizar su control antes que sigan desarrollándose y el mismo se dificulte.

Por el momento el flujo de nacimiento de Amaranthus sp (yuyo colorado), maleza de muy difícil control en la actualidad en el cultivo de soja, es baja, lo que obliga a un monitoreo más intensivo de los lotes para determinar el momento exacto para su tratamiento.

En la mayoría de los lotes destinados a soja, se están realizando, tanto labores culturales como barbechos químicos, para disminuir la presión de malezas previo a la siembra de la misma.

La industria a “cielo abierto” continúa analizando los pronósticos climáticos extendidos de los especialistas, mientras mira al mismo, intentando descubrir que le deparará el futuro en cuanto a lluvias. Mientras tanto nada se detiene, el motor que representa la economía agropecuaria sigue funcionando, planificando, armando estrate- gias para tratar de sobrellevar de la mejor manera posible los distintos escenarios que se van sucediendo. 

Periodista/Fuente: Ing. Agr. Ricardo Miranda Mat. 82-2-0514
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