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Regionales | 16/06/2021
Elortondo
El reloj de la iglesia
Elevada la torre de la Iglesia Santa Isabel de Hungría para tal fin, el 23 de junio de 1964 fue instalado el reloj en la parroquia local y nos recuerda el trabajo incansable del minuto a minuto con sus campanadas a cada cuarto de hora y su visión hacia los cuatro costados.

Sin embargo un día se detuvo, quizás por constantes cortes de energía o tal vez por las viejas piezas ya gastadas, anunciando el colapso de un emblema elortondense. Curiosamente, según cuenta gente allegada a la comisión de la parroquia, fueron las abuelas del geriátrico, que está cerca, las primeras en percibir ese silencio de cuartos, de medias y de horas. Y ellas, que conocen del silencio y de la escucha, y que acarician cada minuto de la vida como quien rasga la eternidad, lo comenzaron a decir y a proclamar: “extrañamos el reloj y el sonar de las campanas que marcan el tiempo de nuestras horas peregrinas”, señalaban.


Así fue que un artesano paciente y laborioso como Lalo Fortuna, con ayuda y asesoramiento, se metió en el viejo corazón cansado del reloj campanario y pudo fabricar y reponer piezas gastadas que ya no se consiguen en comercios del rubro, mejoró el sistema de la cuerda e hizo lo imposible para atenuar el efecto negativo de probables cortes de energía eléctrica y así el viejo y querido reloj, pudo volver a vivir y marchar.

Precisamente Abel Fortuna, sin ocultar su satisfacción por la puesta a punto, dejaba sus impresiones: “hace más de cincuenta años que esta reliquia es un testigo inseparable de nuestra vida cotidiana, y eso se debe a que muchas personas se ocuparon en su momento del mantenimiento de una máquina que tiene una nobleza sorprendente".

"Por suerte, lo pudimos acondicionar y sigue siendo un orgullo del pueblo, pero estaría bueno que alguien con voluntad y conocimiento, tome la tarea, agarre la posta y nuevas generaciones se encarguen del cuidado", expresó Fortuna.

"Lo cierto y concreto es que hoy, el emblemático reloj y próximo a cumplir cincuenta y siete años, una joya de tecnología europea, construído en el centro suizo-alemán de nuestra provincia, sigue marchando y señalando el tiempo sin ocaso”, concluyó. 


Periodista/Fuente: Colaboración: Jorge Toscano
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