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Salud | 20/07/2021
Entrevista a José Amillategui, médico especialista en terapia intensiva
“Hay que tomar la vacunación como una acción comunitaria”
El profesional firmatense que trabaja en la terapia intensiva del hospital “Gral. San Martín”, y en el hospital Centenario (Rosario) habló con El Correo respecto a cómo es la convivencia con la pandemia, las demandas históricas del personal de salud y la importancia de vacunarse.
A dieciseis meses del inicio de la pandemia, El Correo entrevistó a José Amillategui, médico especialista en terapia intensiva oriundo de Firmat que trabaja en la Terapia del Hospital Centenario (Rosario) y el Hospital “Gral. San Martín”.

El profesional de 43 años reflexionó sobre el impacto de esta pandemia sobre el personal de salud y la necesidad de avanzar en políticas sanitarias y educativas que ponderen la labor de los y las terapistas.


Además marcó la importancia de vacunarse y consideró que se trata de “una acción comunitaria”. Durante una nota que fue transmitida en vivo por la página de Facebook de este medio, el Dr. Amillategui recordó que la red de agua potable, la red cloacal y las vacunas “salvaron más vidas que todos los fármacos juntos”.

-Usted ya tiene varios años de experiencia en Terapia pero nunca había convivido con una pandemia. ¿Qué cosas cambiaron con llegada del coronavirus?
-J.M.: Haciendo un poco de memoria, yo ya era terapista en el hospital Centenario cuando fue la pandemia de la gripe A, y justamente con mis compañeros recordamos esa época y esta, y la verdad es que hubo muchos cambios, muchas cosas distintas. Lo que más resalto de esta situación son básicamente algunas cosas como el caudal de trabajo que hemos tenido con esta pandemia, algunas veces, con un incremento en ese caudal difícil de sobrellevar. Otro elemento difícil ha sido el aislamiento, sobre todo por lo que representaba para los pacientes y los familiares. Es algo muy difícil porque nos hizo topar con situaciones de mucha angustia. Estar enfermo crítico y encima estar aislado de la familia es una situación muy angustiante y que obviamente también repercutía en nuestro desempeño diario, si bien la terapia intensiva tiene esa cuestión de ansiedad y estrés, eso la incrementaba.


-¿Qué otra experiencia fue distinta en este tiempo?
-Otra diferencia importante que también recordamos es que en esta pandemia sí estaba el factor de nuestra angustia por el miedo. No recuerdo haber tenido miedo en la pandemia de la gripe A como sí con esta. Nosotros nos íbamos a topar con algo desconocido, estábamos viendo en Europa la película que íbamos a vivir. Además muchos de nosotros tenemos conocidos y amigos íntimos trabajando allá y conocíamos de primera mano lo que estaba pasando adentro de la terapia intensiva, y sabíamos que, indefectiblemente, eso también lo íbamos a vivir nosotros, así que la verdad es que eso nos generaba ansiedad, miedo, y en el grupo de trabajo eso se reflejaba en un ambiente muy tenso, de discusiones por cuestiones nimias que antes no existían. Si bien siempre en la terapia uno recuerda pacientes o situaciones que lo marcaron, esta enfermedad tiene la particularidad de que muchas personas, a pesar de tener insuficiencia respiratoria, el oxígeno muy bajo en la sangre, seguían completamente lúcidas, al cien por ciento. Entonces, cuando llegaba el momento de decidir ponerles el respirador, aislados de la familia y sabiendo el propio paciente, al llegar a esa instancia, no a causa de la intubación o el respirador en sí, sino por la gravedad de la enfermedad, las altas chances de fallecer. Ahí se generaban situaciones de mucha angustia para todos que nos han marcado.

-Cuando sale de su trabajo y observa cómo nos comportamos gran parte de los ciudadanos que no vivimos lo que ustedes pasan dentro de la terapia ¿siente que no llegamos a comprender qué es lo que está pasando si no nos toca de cerca?
-Eso pasa siempre. Yo pienso que no es algo privativo de esta cuestión y de la terapia intensiva, sino que el ser humano es, en parte, así. Hasta que no nos toca vivir muy de cerca algo, no lo terminamos de comprender en toda su dimensión. Esto pasaba y pasa a menudo, ¿no?

-Mucho se habla y se destaca de la tarea de los trabajadores de salud, pero uno también ha escuchado y sabe qué es necesario mejorar las condiciones de trabajo del personal de UTI. ¿Quiere contarnos un poco cómo es eso?
-Todas mis opiniones son una visión acotada de la realidad, como todo. Yo puedo hablar por lo que vivo, por las experiencias que tengo y por las experiencias de compañeros. En esta pandemia se habló durante mucho tiempo de lo tecnológico, se escuchaba hablar siempre de respiradores y camas, sobre todo al comienzo, pero muy pocas veces se hablaba del recurso humano. En la terapia intensiva el recurso humano es fundamental. La terapia intensiva es un equipo de trabajo que aborda interdisciplinariamente al paciente, y está compuesto por mucho agentes, médicos, enfermeros, kinesiólogos, especialistas en terapia intensiva, y el recurso humanó escaseó siempre, lo que pasa es que en esta situación se visibilizó.

Hablando específicamente de mi área, que es la medicina crítica en la especialidad de terapia intensiva, hay muy poca gente que quiera hacer la especialidad. Las plazas para formarse en Argentina, no solamente en Rosario, muchas veces quedan vacantes. La enfermería crítica también es algo fundamental para el equipo de trabajo, y es también un recurso que escasea.

-¿Cómo debería abordarse esta problemática?
-Creo que esa temática se debería abordar desde dos puntos de vista fundamentales que son, el incentivo a través del pregrado, lo que es la universidad. Actualmente en la Argentina no existen cuidados críticos o terapia intensiva como materias obligatorias, muchas veces son una materia electiva, y no tendrían que serlo. Es fundamental que se empiece desde ahí. Y el otro punto a abordar es acerca de las condiciones de trabajo, que tienen que ver, básicamente, con lo remunerativo. Es una especialidad que está mal paga, que nos lleva a jornadas de trabajo de muchas horas, de por lo menos doce. Muchas veces de veinticuatro horas seguidas. Eso hace que los estudiantes cuando terminan la carrera y tienen que elegir y poner en la balanza, vayan por otros caminos. ¿Quién va a elegir una especialidad en donde hay que trabajar mucho, muchas horas seguidas, donde hay muchísima responsabilidad, donde hay que formarse muchísimo para hacer bien las cosas, pero tiene una mala remuneración? Vivimos en este mundo, de esta manera, y es inevitable que esto pase.

-Esto que vos estás describiendo es algo que se está planteando a nivel nacional intentando darles mayor categoría a los médicos terapistas porque, en muchos casos, están en una situación de vulnerabilidad laboral…
-Exacto. Desde algunas sociedades, sobre todo, desde la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva se está insistiendo con reclamos gubernamentales para que esto se cambie de raíz, en esos dos aspectos que mencioné antes, la formación en el pregrado, y también en reconocer y remunerarla como corresponde.

-Hoy escuchamos que avanza a paso sostenido la vacunación, ¿qué representa eso para ustedes?
-Un alivio. Es un alivio desde dos puntos de vista. Desde el punto de vista personal, lo que notamos con el equipo de trabajo con el que yo estoy es, a diferencia con la primera ola, la tranquilidad con la que se está trabajando en esta segundo ola. Por dos razones; una, por estar vacunados, totalmente inmunizados y, por otro lado, porque ya hay mu-cha más experiencia en cuanto al tratamiento de estos pacientes. Si bien no es una enfermedad que tenga matices completamente desconocidos, sí hay algunas particularidades que han requerido investigación y cambios de enfoque. También es un alivio por el hecho de que la vacunación hace que, indefectiblemente, la ocupación y la demanda de cuidados críticos disminuyan. Esto está pasando en todo el planeta y creo que también lo estamos viendo en nuestro país.

-¿Si podría decirle algo a aquellos que aún tienen dudas sobre la vacunación qué le diría?
-Es difícil ponerme en esa posición de tratar de convencer o transmitir, pero yo creo que hay que tomar la vacunación como una acción comunitaria, todos vivimos en sociedad y todos tenemos amigos o familiares, es decir, no hay que tomar la vacunación como un hecho individual, de hecho, no lo es. Es una acción colectiva importantísima que, de una u otra manera, me va a beneficiar. La reticencia a las vacunas no es algo de estos momentos, viene, incluso, desde el momento de la creación de las vacunas. No es algo nuevo para el ser humano. Pero es una de las acciones que más vida ha salvado en la historia reciente de la medicina. La vacunación y el agua potable y las cloacas (trata de excretas), esas dos acciones salvaron más vidas que todos los fármacos juntos.

-Al inicio de la pandemia se habló de que saldríamos mejores de esta experiencia. Eso es difícil de saber pero desde su mirada qué cosas espera que cambien en nuestra sociedad cuando lleguemos al final de este camino.
-Yo, lamentablemente, soy bastante pesimista en cuanto a eso, por una cuestión de revisar la historia universal de la humanidad. Tengo la esperanza pero no soy muy positivo con respecto a esperar esos grandes cambios. Sí me gustaría que, de una vez por todas, aprendamos que vivir en sociedad tiene una responsabilidad enorme, nadie está desligado del otro, y que toda acción individual tiene su repercusión en la comunidad donde vivimos y queremos. Me parece que esa transformación de conciencia sería una de las cosas más importante [de lograr].

-¿Piensa que el pedido de que se revean las condiciones de trabajo y que se busque incentivar a nuevos profesionales también debería ser algo en lo que deberíamos trabajar de cara a un futuro mejor?
-Sin dudas. La terapia intensiva es un lugar sumamente sensible, de cuidado de una persona, y, a su vez, es un lugar bastante oculto, por así decirlo; sobre todo, en las terapias intensivas nacionales que son de formato cerrado, en su gran mayoría. Esto quiere decir que los horarios de visita son acotados, también los horarios de informes. No funciona como una sala abierta, de internación general, entonces eso hace que muchas veces se creen fantasías y que no se vea lo que pasa realmente en una terapia intensiva y todo el trabajo que se hace. Por eso mismo creo que esta es una oportunidad para poder dejar entrever ese trabajo que se hace y la importancia que tienen los cuidados críticos. 

Periodista/Fuente: Mariano Carreras
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