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Educación | 15/09/2021
Lucila Ciancio Casalini
Una científica firmatense trabaja en un nuevo método para potabilizar el agua
Lucila Ciancio Casalini, es licenciada en Biotecnología y Becaria Doctoral del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR). Forma parte del equipo que lleva adelante una investigación dirigida por el CONICET que se enfoca en la eliminación del manganeso en aguas de consumo humano.
La biotecnóloga firmatense visitó la redacción de El Correo el sábado, donde dialogó con el periodista Mariano Carreras, y se refirió a la investigación científica que llevan a cabo desde 2014.

-Has sido noticia a partir de un proyecto que tiene que ver con potabilizar el agua para consumo humano. Contanos un poco de que se trata.
-L.C.C: Estamos trabajando en un proyecto llamado Biorremediación de Aguas contaminadas con Manganeso. Este proyecto inició en el año 2014 en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario, y surge ante una colaboración que el grupo de trabajo Laboratorio de microorganismos de interés agronómico y ambiental tienen con el Centro de Ingeniería Sanitaria de Rosario. Lo que hace este grupo es trabajar con filtros para el tratamiento de aguas. A partir de una conversación entre la directora de este grupo y la directora del lugar donde yo estoy trabajando, surge esta interacción donde ellas presentan una problemática que tenían para filtrar el mangane- so presente en el agua para consumo humano. Así surge esta idea de probar con bacterias. Una nueva tecnología. Si bien ellos ya venían trabajando utilizando filtros de grava y arena, había una problemática que no se podía resolver, que consistía en que el tiempo para filtrar ese metal y que el agua sea apta para su consumo era demasiado largo, a veces, un año o año y medio. Se necesitaba urgentemente una forma de acelerar ese proceso. En una charla entre ellas surge la idea de empezar a investigar de qué manera se podían utilizar bacterias para acelerar ese proceso. Justamente cuando yo empiezo a trabajar en ese laboratorio se da inicio a esta nueva línea de investigación que es la que hemos estado haciendo hasta el día de hoy, y continua, por supuesto.


-Previamente, nos contabas que esta problemática del manganeso se ve mucho en el centro-norte de la Provincia…
-En la provincia de Santa Fe está focalizado principalmente en el norte. También en Buenos Aires, en el partido de la Costa, en Entre Ríos. Hay muchos lugares en Argentina que tienen esta problemática. En Santa Fe, en pueblos como Las Toscas, Las Garzas, Florencia tienen mucha cantidad de manganeso en el agua. En nuestra región, quizá, es más conocido el arsénico, que también es otro metal.

-¿Qué es lo que ustedes van desarrollando para tratar de purificar el agua?
-Ya el sistema de filtros lo manejaba este grupo de Ingeniería Sanitaria. Ellos tienen el proceso que se llama Biosist, que son filtros de grava y arena y los van ubicando en diferentes pueblos donde está la problemática. Van filtrando el agua y se van viendo los resultados. Lo que nosotros hicimos fue aislar bacterias que están presentes en la misma agua donde está la problemática, llevarlas al laboratorio y analizarlas para ver si estas bacterias son capaces de transformar de alguna manera a este metal, el manganeso. Después de cin-co años de estudio, lo que hicimos fue desarrollar un inóculo bacteriano que se puede introducir en los filtros de grava y arena, y estas bacterias hacen que la eliminación del manganeso del agua sea más rápida, se acelere. Quizá lo que antes ocurría en un año, ahora en cuestión de uno o dos, dependiendo de las condiciones del agua, el tiempo y la temperatura –porque no debemos olvidar que las bacterias son seres vivos-, puede ser que se acelere más o me- nos. Eso fue lo que particularmente nosotros hicimos durante estos años.


Ahora estamos enfocados en utilizar esto para otros metales, y mejorarlo. Para que se den una idea, un inóculo es un cultivo líquido, que a lo mejor son cinco litros, pero si uno piensa, a futuro, en hacerlo a una escala real eso se transforma en un mayor volumen. Para poder trasladarlo desde Rosario hacia el norte de la provincia, se necesita un transporte con sistema de refrigeración, es mucho más complicado. Lo que estamos haciendo ahora para mejorar esto es tratar de producir ese inóculo pero, en lugar de que sea un cultivo líquido, que sea como un polvito deshidratado. Las bacterias quedan en este polvo y eso es mucho más fácil de transportar. Esa es una de las mejorías que estamos trabajando ahora.

Estamos intentando hacer crecer a las bacterias en un medio de cultivo que se elabora a partir de residuos de la industria aceitera, del biodiesel. Es un descarte, lo desechan y va a plantas de tratamiento. A raíz de ese desecho nosotros podemos desarrollar un medio de cultivo para que estas bacterias puedan crecer y, de esa manera, reducir mucho los costos, lo que mejora aún más la metodología, y además ayuda al medioambiente.

-Uno siempre asocia a las bacterias a una enfermedad, pero también pueden ser utilizadas para mejorar la vida de las personas…
-Exactamente. Cuando nos invitan des-de las escuelas y hacemos charlas, nosotros siempre hacemos hincapié en eso. Uno siempre asocia a las bacterias con algo malo, como enfermedades; sin embargo hay muchísimas bacterias que son beneficiosas y nos ayudan un montón, por ejemplo, en la industria de los alimentos están las que se utilizan para el yogurt.

-Se dice que se puede tener un desarrollo y un crecimiento en la ciencia dentro del país, ¿cómo es ser científica en la provincia y/o el país?
-Sí, por supuesto. Ahora la visión es mucho más esperanzadora que lo que era años atrás. Antes, cuando uno estudiaba biotecnología, el siguiente paso siempre era seguir en lo académico, el siguiente ha-cer sí o sí un doctorado o irte al exterior a hacerlo, porqué acá no había muchas opciones. Por ejemplo, siempre se hace un doctorado, un posdoctorado y luego, si querés, ingresabas a la carrera de investigador del Conicet, pero no todos los años se abría la convocatoria, porque no había suficiente respaldo económico para las becas del Conicet. Hay gobiernos que apoyan más que otros a la ciencia. Creo que no le daban la importancia que se merecía. Entonces, la gente no tenía acceso a la carrera de investigador y optaba por irse. Hoy eso mejoró muchísimo, porque no solo hay más chances de que puedan hacer ciencia acá, en el país, en el sector público, sino que también, ahora, está habiendo bastante salida en el sector privado. Hay muchas empresas biotecnológicas que están apostando, contratando doctores, biotecnólogos. Antes no estaba esta posibilidad de trabajar en una empresa, y ahora eso está cambiando bastante y está haciendo que, de cierto modo, las cosas sean más alentadoras.

-La tuya no era una carrera muy promovida o alentada, menos pensando en algunos años atrás, ¿cómo fue tu camino para llegar hoy hasta acá?
-Cuando yo la elegí no era conocida. Había pocas personas que estudiaban esta carrera, acá en Firmat, me refiero. Cuando uno llega a quinto año de la secundaria y empieza a ver que continuar estudiando se basa en la gente que tiene alrededor y va viendo. En realidad, yo la conocí por una amiga de mi hermana que estaba estudiando esta carrera. Le empecé a preguntar a ella, y en ese momento a mí me gus- taba la química, la biología y tampoco no lo pensé tanto, producto de la inmadurez de ser aÚn chica, no sabía bien que era lo que iba a hacer después. Me imaginaba algo, pero no sabía si imaginaba exactamente lo que era. La elegí por ese lado, me gustaban las materias, y más o menos, me contaban lo que iba a ser y me tentaba, y terminé eligiéndola. Por suerte, con el pasar de los años, me di cuenta de que es una carrera hermosa, interdisciplinaria, aprendés un montón de cosas que están buenísimas. Me terminó gustando, me sorprendió. De no estar tan segura, me terminó gustando un montón.

-¿Sentís que es una de esas carreras con futuro?
-Bueno, cuando yo la empecé a estudiar decían: “Biotecnología: la carrera del futuro”, era ese el slogan (risas). El día que empecé a estudiar me dije: “Mmmm, no sé si es tan así, depende desde donde se lo mi-re”. Cuando yo estaba estudiando, la salida que había era hacer sí o sí el doctorado. A mí me gustaba pero no está bueno tener una única opción. En ese momento, a mi-tad de la carrera no confiaba tanto en aquel slogan, era el futuro por la tecnología, los avances, y porque para mí la ciencia es el futuro. Pero en cuanto a la salida laboral, aún lo dudaba. Ahora, como te decía, eso está cambiando. Tengo una visión más optimista de la que tenía años atrás, porque veo que podés trabajar en el sector público, hay muchas posibilidades en el sector privado, que antes no existían, y también po-der viajar al exterior a hacer pruebas, su- mar experiencia y volver, lo cual también es súper enriquecedor.

-En este camino ligado a la ciencia, ¿qué cosas proyectás y anhelás de cara al futuro?
-Que se acompañe más a la ciencia. Que no sea algo del momento, de un gobierno; que se la apoye porque hay mucho potencial en nuestro país. Hay una ciencia de muy buena calidad y podemos hacer muchas co-sas. Los institutos de Argentina son muy buenos, y estaría bueno que la sociedad pueda ver eso. Por ejemplo, ahora, con este tema de la pandemia de covid y las vacunas se vio algo, pero es como que los científicos siguen anónimos. A mí me gustaría que se le pueda dar a la ciencia esa importancia que se merece. Se reconocen cosas como el deporte, y está bien, pero hay otras que pasan desapercibidas.

-De hecho, hoy hay cinco o seis proyectos de vacunas en la Argentina trabajadas desde el Conicet…
-Sí, de hecho, si mirás en el exterior son muy buscados los científicos argentinos. Quizá porque estamos acostumbrados a hacer cosas con pocos recursos, y con el tiempo, eso se nota, a la larga, se nota. Te ayuda a desarrollarte de otras maneras, quizás en un ambiente donde tenés todo muy fácil, no es que no seas capaz pero, quizá no la viste por una cuestión de que no tenés la necesidad. Yo apunto a seguir en esto por un tiempo, y luego el tiempo dirá (risas).

-También hay otras personas de Firmat que hoy son científicos y están trabajando…
-Sí, hay muchos chicos de Firmat, de hecho, nos hemos encontrado y con algunos hemos trabajado en el mismo lugar, y con otros, en otros institutos que también dependen del Conicet. Continuamente nos estamos encontrando, porque somos del mismo rubro, siempre estamos compartiendo cosas con ellos también.


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