El miércoles, a las 6.30 horas, un hombre de unos sesenta años se apersonó a la casa de su expareja, una mujer de 52, y le propinó cuatro puñaladas en la parte superior del cuerpo, una de las cuales llegó a dañarle un pulmón.

Tras el violento ataque, el agresor escapó del lugar. Informada del suceso, la policía local se moviliza al lugar de los hechos. También lo hace la fiscal Susana Pepino, quien libra una orden de detención para el sospechoso.

Los uniformados advierten que el hombre estaba en un campo cercano a la localidad y se dirigen al lugar para detenerlo. Éste se resiste y amenaza con matarse si lo apresan.

Ante esta situación, en los primeros minutos del mediodía, la fiscal Susana Pepino y una estrecha colaboradora de su equipo se hacen presentes en donde se desarrollaba el operativo para tratar de convencer al agresor que revea su postura y se entregue.

“Estuvimos una hora de reloj tratando de convencer a esta persona de que deponga su actitud y explicándole cuáles eran sus derechos”, manifestó la Fiscal a El Correo, la cual precisó que pasado ese tiempo se lo intentó reducir “tomando todas las medidas para evitar que se dispare” algo que finalmente ocurrió.

Tras dispararse a la sien, el hombre cayó “desplomado en el lugar” y aunque se lo asistió inmediatamente falleció.

La salud de la víctima

La mujer agredida permanece en observación en el hospital “Gral. San Martín” de Firmat y según informaron desde el centro de salud a este medio “quedó internada para control evolutivo y permanece estable”.

En este sentido, explicaron que “tiene un daño leve a nivel pulmonar que hay que evaluarlo día a día para ver que no avance”.